La cultura, como ya hemos visto en el post anterior, depende de muchas cosas, y no para todos significa lo mismo. El Perú tal vez se caracteriza por albergar a un gran número de culturas que diariamente se encuentran cara a cara. Sin embargo, observando al Perú, y más que nada a Lima (que es una suerte de representación de todo el Perú), se puede llegar a considerar que sí existe una cultura o un tipo de cultura que es común a todos los limeños: la cultura Chicha.
Esta cultura se pone de manifiesto en la música, en la forma de vestir, en el lenguaje coloquial de la gente, en la educación, los negocios, las reacciones de las personas, etc. Para el caso específico de este blog, nos centraremos en uno de sus aspectos más importantes, uno que nos puede ayuda a comprender más a fondo nuestra cultura. Estamos hablando de la Cultura Combi.
Al hablar de ella no solo nos referimos a lo que típicamente se entiende cuando alguien menciona el tema (las combis estrafalariamente adornadas, los choferes, en su mayoría, un tanto groseros, los cobradores con su peculiar forma de hablar y sus palabras totalmente extrañas para cualquier diccionario, el trayecto lleno de accidentados movimientos que usualmente ocasionan disgusto entre los pasajeros, etc), sino también a todo lo que implica la cultura vial en el Perú.
Al momento de hablar de problemas de transito es usual que siempre se critique al transporte público, las combis y los taxis en particular, y dejar de lado también al resto de vehículos y a los mismos peatones. No obstante, sería necesario tomar en cuenta a todos y cada uno de los involucrados en este problema, dado que todos colaboramos, de una u otra manera, con la informalidad de nuestra ciudad.
Si dejamos de lado el típico discurso quejoso acerca del transporte público, y de las combis en particular, descubriremos que hay muchas cosas detrás de la conducta vial de los conductores y pasajeros limeños, tanto del transporte público como del privado. Y es que, como ya mencionamos, la Cultura Combi trasciende sus connotaciones viales y refleja una serie de características socioculturales, lingüísticas y de comportamiento propias de las culturas orales, las cuales conforman en su conjunto la mayor parte de la población peruana.
Hoy por hoy, debido a las consecuencias de la evolución tecnológica, de la comunicación e información, y de la misma globalización, es posible que los miembros de ese primer modelo cultural adopten comportamientos de otros más recientes como los escribales y en especial los electronales.
El tema de la Oralidad y la Electronalidad reflejada en el comportamiento de la sociedad peruana, en su comportamiento en cuanto al tránsito, va a ser uno de los ejes centrales en el análisis de este blog. Sin embargo otro tema igual de importante, y muy ligado a lo de la oralidad y electronalidad, es el tema del ya muy conocido “criollismo peruano”. Para este caso valdría la pena aprovechar este video que refleja muy bien lo que vendría a ser el criollismo y la viveza peruana.
Esta cultura se pone de manifiesto en la música, en la forma de vestir, en el lenguaje coloquial de la gente, en la educación, los negocios, las reacciones de las personas, etc. Para el caso específico de este blog, nos centraremos en uno de sus aspectos más importantes, uno que nos puede ayuda a comprender más a fondo nuestra cultura. Estamos hablando de la Cultura Combi.
Al hablar de ella no solo nos referimos a lo que típicamente se entiende cuando alguien menciona el tema (las combis estrafalariamente adornadas, los choferes, en su mayoría, un tanto groseros, los cobradores con su peculiar forma de hablar y sus palabras totalmente extrañas para cualquier diccionario, el trayecto lleno de accidentados movimientos que usualmente ocasionan disgusto entre los pasajeros, etc), sino también a todo lo que implica la cultura vial en el Perú.
Al momento de hablar de problemas de transito es usual que siempre se critique al transporte público, las combis y los taxis en particular, y dejar de lado también al resto de vehículos y a los mismos peatones. No obstante, sería necesario tomar en cuenta a todos y cada uno de los involucrados en este problema, dado que todos colaboramos, de una u otra manera, con la informalidad de nuestra ciudad.
Si dejamos de lado el típico discurso quejoso acerca del transporte público, y de las combis en particular, descubriremos que hay muchas cosas detrás de la conducta vial de los conductores y pasajeros limeños, tanto del transporte público como del privado. Y es que, como ya mencionamos, la Cultura Combi trasciende sus connotaciones viales y refleja una serie de características socioculturales, lingüísticas y de comportamiento propias de las culturas orales, las cuales conforman en su conjunto la mayor parte de la población peruana.
Hoy por hoy, debido a las consecuencias de la evolución tecnológica, de la comunicación e información, y de la misma globalización, es posible que los miembros de ese primer modelo cultural adopten comportamientos de otros más recientes como los escribales y en especial los electronales.
El tema de la Oralidad y la Electronalidad reflejada en el comportamiento de la sociedad peruana, en su comportamiento en cuanto al tránsito, va a ser uno de los ejes centrales en el análisis de este blog. Sin embargo otro tema igual de importante, y muy ligado a lo de la oralidad y electronalidad, es el tema del ya muy conocido “criollismo peruano”. Para este caso valdría la pena aprovechar este video que refleja muy bien lo que vendría a ser el criollismo y la viveza peruana.
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